¡Nacimos para servir!
No solo para
servir a nuestro Dios, hemos sido llamados, también para servir a otras
personas, pero debemos hacerlo de corazón, con buenas acciones que llenen de
alegría nuestra alma y espíritu, recordemos que la madre Teresa de Calcuta
decía, que el que no vive para servir, no sirve para vivir y que cada obra que
hagamos sea llevada a cabo con el corazón, porque eso nos logrará acercar a
Dios.
Todos buscamos a
Dios nuestro Señor y ya sabemos que la única manera de llegar a Él es a través
de Jesucristo su Hijo, por eso debemos llevar una vida piadosa delante de Dios
y para eso debemos ser discípulos de Él, siguiendo su ejemplo y siendo
obedientes a su palabra y seguir sus pasos guiándonos de sus mandamientos, para
amar al prójimo como a uno mismo, porque eso hará que cuando sirvamos a alguien
lo hagamos pensando en que puedo ser yo, mi madre, mi padre y que me gustaría
que si alguien lo ayuda lo haga con amor, con empeño, con dedicación, porque
así me gustaría ser tratado.
Algunas personas
piensan que no es necesario servir a los demás, para agradar a Dios y lo mas
importante que no se lo merecen porque cada quien debe hacer sus cosas como
pueda, o que es mejor recibir que dar, y que servirse de otras personas es
sacarles provecho a las oportunidades, pero en realidad eso significaría que
somos unos ignorantes, porque Dios nos ha enseñado con sus ejemplos y
escrituras que debemos amar al prójimo y el amor no solo es decírselo es
demostrárselo, haciendo cosas por el para ayudarlo sin esperar nada a cambio,
porque lo más importante es que te sienta feliz y satisfecho de obrar bien para
otras personas, que no importa su color, religión, sexo, lo que realmente es
importante es ayudar de corazón y sentir esa satisfacción de alegría que
sentirás después de ayudar a alguien.
Como seres
humanos es una responsabilidad el servir a los demás, haciendo bien las cosas y
siendo verdaderamente buenos servidores, para engrandecernos como personas y
enseñar a otros a servir, tanto a los enfermos, discapacitados, desempleados,
ancianos, niños, no importa quien sea la persona, la solidaridad voluntaria
debe hacerse posible de manera constante, para que se contagie y sirva de
ejemplo a otras personas y entre todos podamos hacer un mundo mejor, en donde
podamos ser verdaderos servidores los unos con los otros.
Cuando ayudamos a los demás, nos da una sensación hermosa en nuestro
interior y que en algún momento de la vida nos ayudaran también a nosotros, y
es bien agradable cuando alguien nos
ayuda o cuando ayudamos a alguien, las pequeñas o grandes acciones que hagamos
son agradables ante los ojos de Dios, porque eso hace que podamos transmitir
esperanza, consuelo, alivio, ayuda y amor a los demás, sin esperar a que la
persona nos cuente sus desgracias podemos ayudarlos, podemos ofrecernos sin que
nos lo pidan, ayudamos con amor, dulzura
y sin esperar nada a cambio.
La persona que ama y que sigue a Dios, siempre esta dispuesto a servir, a
ayudar a los demás y estar al pendiente de él, ese sentimiento de servicio
voluntario le da sentido a la vida, Juan Pablo II decía “El amor es servir a
otro, no para servirse de él, sino para servirlo”.
“Jesús no mira la grandeza de las obras, ni siquiera su dificultad, sino el
amor con que tales obras se hacen”. Santa Teresa del Niño Jesús.
Muy buen tema
ResponderBorrar